viernes, 4 de junio de 2010

"Dos eticas dos comerciantes". Es un texto que apoya la denuncia que se hace en La Voragine.

Este texto denuncia lo mismo que José eustacio Rivera denuncia en su obra "La Vorágine": la expoliación y muerte de los indígenas del sur del país en la época de la guerra contra el Perú, era el tiempo en el que se validaba desde el poder un tratamiento a los indigenas basado en una ética perversa que permitia cosas como "guapijiar" y "topijiar" (cazar y abusar sexualmente de los indígenas). Frente a esta ética deplorable se reivindica otra opuesta que busca favorecer a las gentes humildes, es la etica se puede localizar en un personaje de Medellin que viajo hasta el Vichada en la época de la caucheria, investigó y finalmente denunció al personaje Narciso Barrera, explotador y genocida de indígenas.




DOS ÉTICAS, DOS COMERCIANTES.

"El tiempo pasa como una flecha que nunca llega".
Darío Lemos.

La concepción del tiempo es distinta de acuerdo con la civilización, por ejemplo, en la civilización de oriente hay concepciones no lineales, que no tienen el condicionamiento teleológico de la civilización de occidente, que hace de la realización de la vida de los hombres, finalismos: focalizaciones en el futuro que se llaman metas; concepciones que miran con displicencia el paso del tiempo.
No es necesario ir hasta el oriente para encontrar culturas con esta característica. Podemos reconocer algunas, entre los múltiples grupos étnicos que existen o coexisten en Colombia.

La historia de la vida material, explica como la forma de concebir el tiempo condiciona directamente la forma de concebir la vida, mas aún, las concepciones del tiempo más modernas se relacionan con la vida urbana, en cambio el tiempo de las civilizaciones, ósea, las culturas de más larga duración, marcan una forma de vida rural.

En las culturas de Occidente, las personas buscan realizar su vida fijando metas, proyectan su ser en el futuro pero en la mayoría de los casos obtiene el no ser, la frustración[1]. No obstante se considera la cultura de Occidente como la más evolucionada en términos de la vida urbana en oposición a la vida rural. En la vida rural las ataduras del pasado imponen con mas peso la adhesión a la costumbre, la vida repetida, las tareas cotidianas en vez de las metas.
Existen consideraciones ligeras que comparan la vida rural con la ignorancia; pero si esto se apoya en que un espíritu verificador y de ciencia inducen las actuaciones sociales de los citadinos, entonces podrá decirse que ninguno de los dos lleva ventaja.
En el mundo rural las gentes pueden descubrir que las ideas sagradas pueden no ser eficaces para solucionar problemas de la realidad, de igual manera, los de la ciudad saben que mediante el trabajo[2] es más probable multiplicar los problemas que resolverlos; aun así, en ambos mundos la vida social sigue reordenándose en forma distinta; de todas maneras en los dos casos es el efecto reordenador del mito lo que da la posibilidad de poder comenzar de cero de forma infinita, en ambos hay una fe ciega.[3]

La historia de la vida material evidencia la profundidad en el tiempo de elementos y categorías que adquieren un sentido de acuerdo con el momento histórico, como: la moneda, el estado, la ciudad; "si hoy la moneda y la ciudad tiranizan al hombre”[4], no es por vocación de la ciudad y el dinero, sino por el valor de uso que se le ha dado en el momento.
La historia de la vida material deja sin piso tesis funcionalistas de la evolución urbana, como la que relaciona la miseria y la marginalidad como algo normal, natural en el desarrollo de la ciudad como nicho ecológico.[5]

El mundo rural y el mundo urbano no se comportan como islas, sino que están en un continuo proceso de "seducción", en el cual hay un momento de verdad que permite el paso de un mundo al otro. Braudel dice que es la economía de mercado el espacio que trae "las incitaciones..., las novedades las iniciativas, las múltiples formas de conciencia, los desarrollos, incluso el progreso.."[6].

En la economía urbana todo se convierte en mercancía y con ello todo adquiere la posibilidad de intercambio, el intercambio conlleva mutaciones culturales; lo que queda fuera del mercado queda excluido de la posibilidad de intercambiarse o de transformarse.
Marx, explica como el mundo de las mercancías incluye al hombre, el hombre mercancía queda a merced de las leyes del mercado, entonces cuando llega la inevitable sobre oferta de mercancías, las condiciones del vinculo laboral se deteriora e incluso puede desaparecer[7].
Los hombres de la ciudad comprobaran que a partir de un simple criterio demográfico, eludiendo la contradicción entre capital y trabajo, no se puede hablar de posibilidades reales de realización de la vida de los hombres, los funcionalistas no dejaran de decir que entre mas población tenga una ciudad es mas evolucionada.

¿Quien tiene mas control sobre su destino, aquel preso de las leyes del mercado o el que permanece en un mundo donde prevalece el auto consumo; el que se guía mas por las estructuras del presente o el que obedece mas a las estructuras del pasado?

La historia de la vida material cita automáticamente al debate por un sentido de civilización y por un sentido de cultura.
.... "reservar civilización para los casos en los que nos ocupa de ciudades, y cultura a las campiñas no urbanizadas, siendo siempre las civilizaciones, a este precio, una cultura de calidad, un estado superior"[8], es una posición Funcionalista que deja por debajo la vida rural.
Sin obviar la contradicción entre capital y trabajo y con mejor sentido de evolución, Spengler[9] habla de civilización como lo ya convertido y asocia la cultura con las formas urbanas; "civilización con el invierno, la vejez, es Sancho Panza, y a don Quijote, con la cultura, con lo nuevo”; explicación compatible con la de Marx y de Engels: "La sociedad tiene ahora demasiadas civilizaciones, es decir, demasiados modos de subsistencia, demasiado comercio".[10]

Las concepciones de Spengler y de Marx son compatibles en la idea de cruce de civilizaciones por medio del comercio. Cruce de costumbres y de tradiciones milenarias de inconscientes colectivos, de lógicas distintas; encuentro donde se dan seducciones y sometimientos, y resurecciones de civilizaciones que se creían muertas.
En la historia de la vida material "una civilización se reconoce por elementos que permanecen en el tiempo, elementos desde el mas vasto hasta el mas ínfimo. Rasgos culturales, tanto la forma, el material de las casas, su techo, como el arte de la flecha emplumada, un dialecto o grupos de dialectos, como los gustos culinarios, una técnica particular, una manera de amar, una manera de creer, o también la brújula, el papel, la prensa del impresor"[11].
Elementos que pueden resultar altamente contagiosos, altamente seductores; toda vez que las civilizaciones no se comportan como islas, todas están abiertas al juego, incluso la civilización occidental que ahora aporta elementos altamente seductores, ha tomado en el pasado prestado de otras civilizaciones como de la Islámica, de la China, de la India.

Cuando igualamos dialogo a intercambio, cruce a juego se presenta la explicación de Levi-Strauss sobre civilización: "las civilizaciones son otros tantos jugadores en torno de una inmensa mesa, que entonces depende de cierta manera de la teoría general de juegos"[12], con Claude Levi-Strauss, queda dicho las civilizaciones son hijas del número.

El concepto de civilización de larga duración nos permite hacer una historia que no huye del presente y que enfrenta los problemas vivos; es la civilización que contiene o sobrevive a las coyunturas políticas, económicas, sociales, ideológicas. La civilización que influye poderosamente en la vida por medio de la fuerza de la vida material.

Es el poder de los objetos lo que induce la seducción en el juego de civilizaciones, de culturas, de etnias. Una muestra de cruce de la civilización occidental con grupos que en su concepción temporal son mas próximos a las culturas orientales, la podemos leer en el relato de Fray José de Calazans, en las misiones con la etnia de los Guahivos: "Si los indios manifiestan deseos de que se les bautice, no lo hacen por amor a la doctrina del Cristianismo que ignoran, sino por el interés de recibir regalos que se les hacen en tales circunstancias, pero esta es una coyuntura fácil de aprovechar para instruirles"[13].
El poder de atracción de los objetos que se regalan en estos casos, nos van a mostrar dos variables en la ética del manejador de mercaderías, dos éticas del comerciante, aquel que decididamente se aprovechaba para engañar al otro, al diferente; y el comerciante con una ética que le permite ganar también a la otra parte del intercambio, este último podrá tener una relación de trabajo con los hombres del mundo rural y de la selva y difícilmente esa relación se tornará en explotación injusta e incluso la esclavitud, lo que si pude suceder muy fácilmente con la primera variable de comerciante.

En la variabilidad étnica tan rica de Colombia hay etnias que se muestran menos abiertas al cambio y mas atadas a la costumbre, que otras etnias, es el caso de los Sibundoyes: "Su adhesión a la costumbre es notable: no es costumbre, es la suprema razón de los negativos. Por donde pasan hoy, han de pasar mañana; lo que hicieron una vez tienen necesidad de hacerlo siempre... para ellos el ideal es la quietud. A cada paso los Sibudoyes dan ocasión de notarles ese quietismo para defender el cual serian capaces de sacrificar hasta la vida"[14].
Los Sibundoyes se reconocen por la práctica normal del suicidio y por el dominio de varias lenguas: el Cochi, El Inga y el Castellano; prácticas que los hace diferentes a la civilización que concibe M. Triana, "conozco en el mundo muchos bárbaros de levita que saben otros tantos idiomas europeos y son tan reaccionarios a la civilización como los Sibundoyes"[15].
Pero si nos atenemos a la consideración de civilización que incluye a las Culturas, puede hablarse de civilización precolombina que abriga la variabilidad cultural que se “extiende en el tiempo y en el espacio. En el tiempo: es nuestra contemporánea, pero por sus creencias y prácticas y rituales hunde sus raíces en el mundo prehispánico; en el espacio”...”es la visión de una civilización vencida y oprimida por el cristianismo Virreinal y por las sucesivas ideologías”...”de los liberales del siglo XIX a los revolucionarios del siglo XX”. Los Sibundoyes como una cultura pueden pertenecer a una civilización, pueden ser vencidos indomables. Las ideologías por las que matamos y nos matan desde la independencia, han durado poco; las creencias de muchas culturas precolombinas, han alimentado y enriquecido la sensibilidad y la imaginación de los indios desde hace varios miles de años[16].

Lo que pudiera haber de consciente o voluntario en el cambio cultural, se diluye por el peso de la vida material.
Por ejemplo, la explosión demográfica en las ciudades ,por los éxodos masivos del campesinado, no se pudieron detener con mensajes y discursos morales que reivindicaban y enaltecían la vida rural, como quiso hacerlo la pastoral de obispos en 1930: “La vida campesina fomenta la pureza de costumbres”...: “el campo es el aroma que depura la atmósfera saturada de infecciones de la ciudad”[17]; aunque nadie niega la influencia de la iglesia sobre el mundo del campo, los éxodos no han cesado. Es tan fuerte la seducción material, que aunque el hombre del campo no conozca la ciudad sino en estampas, en imágenes, ya la lleva en la cabeza, solo tiene que ir y reconocerla[18].

El personaje Barrera de la novela de José Eustasio Rivera: La Vorágine, cuando aparece en los Llanos del Casanare bien sabia de la capacidad seductora de los objetos, de las mercancías. Las gentes que eran convencidas por este personaje para trabajar bajo su mando en el Vichada, lo decidían seducidos por los presentes que Barrera les daba como adelanto de pago.
La niña Griselda, cuando don Rafo (son dos personajes de La Vorágine) le manifiesta la habilidad para el negocio, le responde: "¡Naa Es que nos estamos recogiendo pa deja la tierra. Y con animo cálido refirió que Barrera había venido a llevar gente para las caucherias del Vichada... ".."Narciso Barrera que ha treido mercancías y morrocotas pa dá y convidá ''[19]. Si los Españoles sedujeron a los indígenas con espejos donde podían ver su imagen, Barrera lo hizo con imágenes donde igual, ellos se podían ver, la misma niña Griselda así lo testimonia: "Puros cortes de sea, don Rafo. Barrera era rasgaisimo y miren las vistas del fabrico en el Vichada, a ande quere yevarnos. Dígame imparcialmente si no son una preciosidá, estos edificios si estas fotografías no son primorosas. Barrera las ha repartió por toas partes. Miren cuantas tengo pegadas en el baúl (Eran postales en colores. Se veían en ellas, a la orilla mantosa de un río, casas de dos pisos, en cuyos barandales se agrupan gentes. Lanchas de vapor humeaban en el puertecito). -Aquí viven ma de mil hombres y toos ganan una libra diaria. Aya voy a pone asistencia pa las peonaois (sic), Supóngase cuanta plata cogeré con el solo amasijo? Y lo que gane Fidel?... Miren estos montes son los cauchales, bien dice Barrera que otra oportunidá como esta no se presentara.''[20].

El Barrera que describe “La Vorágine” es un tipo de comerciante que se valía del negocio para enganchar o engañar la otra parte del negocio, que se valía del dominio de la lecto-escritura y de las matemáticas para asegurar el engaño sobre el analfabeta; además quería mantener el monopolio comercial en el territorio que consideraba de su dominio. Por sentir vulnerado ese monopolio, Arturo Coba es visitado por primera vez por los hombres de Barrera: "Hola socio - voceo regresando el de peor estampa - Nos mando Barrera a quitarte la mercancía, y es mejor que te largues con eya- Quedas notificao: !lejos con eya! ! sino te la quitamos ahora, es por poquita y lo cara!.-? Y quitarla porque? - indago don Rafo. - Por la competencia!”[21]

La tarea de conservar el monopolio del comercio introducía en la región el poder de las armas, el sometimiento por la fuerza. Con mercaderías de afuera y con balas Barrera transformó la vida de los llaneros ( vida marerial que en un viaje anterior habia conocido Coba): "Ni sombra de lo que usted conoció. Barrera lo ha transformado todo. Aya no se puede vivir, mejor que le prendieran candela...''...."luego refirió que los trabajos se habían suspendido porque los vaqueros se emborrachaban y se dividían en grupos para toparse en determinados sitios de la llanada, a ocultas, les vendían licor los aulices de Barrera. Unas veces dejaban mata los caballos, entregándole estúpidamente a los toros, otros, se dejaban coger de la soga, o al colear sufrían golpes mortales; muchos se velvian a juerguear con Clarita, estos derrengaban los rangos apostando, carreras, y nadie corregía el desorden ni normalizaba la situación, porque ante el señuelo del próximo viaje a las caucherias ninguno pensaba en trabajar cundo estaba en vísperas de ser rico"[22].

Se trataba de la conquista del mundo de las cosas que provenían de las ciudades, objetos, mercancías, sobre un mundo rural hasta ahora acostumbrado al autoconsumo. Estos hombres del Casanare apenas podían imaginar que en el mundo de Barrera, ellos mismos se transformarían en una de las tantas mercancías que se intercambiaban, en la mercancía que Barrera pretendía falsear su precio.

En poco tiempo supo mucho, Arturo Coba, sobre el Personaje Barrera, gracias a testimonios de sus amigos llaneros, muy pronto empezó a soñar con el rapto de Alicia y Griselda, serian robadas por el mundo material al que convidaba Barrera. Coba no demoró (después de llegar a los llanos de San Martín) en imaginar un encuentro violento con nuestro personaje.

Coba y Barrera se encuentran y resultan apostando en el juego de dados, juego que por su particularidad condiciona que el encuentro sea violento.
"Ahora con usted - le dije a Barrera, sonando los dados. - Recogiéndolos sin inmutarse, y, mientras los agitaba, cambiándolos, pretendió distraernos con un chiste de baja ley. Pero al lanzarlos sobre la mesa, los atrapé de un golpe: - !Canalla, estos dados son falsos!. - Trabose de súbito una reyerta y la lámpara rodó por el suelo. Gritos, amenazas, imprecaciones. El viejo cayo del chinchorro, pidiendo auxilio. Yo, a oscuras, esgrimía los puños a diestro y siniestro, hacia cualquier sitio donde oyera una voz de hombre. Alguien hizo un disparo, ladraron los perros, rechinaba la puerta con el afán del ahuyentado tumulto, y la ajusté de un empellón, sin saber quien quedaba adentro. - Barrera exclamó en el patio:- !Ese bandido vino a matarme y a robar al señor Zubieta! !Anoche me estuvo puestando! !Gracias a Miguel, que se opuso al crimen y me denuncio la asechanza! !Asesino, asesino!. - Yo desde adentro, le lanzaba atrevidos insultos, y Clarita conteniéndome, me suplicaba: - !No salgas, no salgas, porque te acribillan!"[23]

Días después del violento encuentro, Barrera le envía una carta donde se disculpa por la conducta pero donde no menciona ninguna deuda de juego que tuviera con él, en cambio si pone a su disposición de compra el ganado que con los dados “cargados” le había ganado a Zubieta.

[24]"Mi querido señor: Que poder maléfico tiene el alcohol que humilla la razón humana abajándola a la torpeza y el crimen? Cómo pudo comprometer la condición mansa de mi temperamento en un altercado que me enloqueció la lengua, hasta ofender de palabra la dignidad de usted, cuando sus merecimientos me imponen vasallaje enaltecedor que me llena de orgullo?

Si pudiera, públicamente, echarme a sus pies para que me pisoteara antes de perdonarme las reprobables ofensas, créame usted que no tardaría en implorarle esa gracia; mas como no tengo derecho ni de ofrecerle esa satisfacción, heme aquí cohibido y enfermo, maldiciendo los pasados ultrajes, que por fortuna no alcanzaron a salpicarle siquiera la merecida fama de que goza.

Como estoy envilecido por mis desaciertos mientras usted no me dignifique con su benevolencia, no ha de parecerle la condición lamentable en que a usted llego, convertido en mercachifle común, que trata de introducir en los dominios de la poesía la propuesta de un negocio burgués. Es el caso - y perdone usted el atrevimiento - que nuestro buen amigo el señor Zubieta me debía sumas de consideración, por dinero prestado y por mercancías, y me las pago con unos toros que se hallan en el corral, y que yo recibí entonces en la expectativa de que usted pudiera necesitarlos. Véalos, pues, y si algún precio se digna ponerles, sepa que mi mayor ganancia será la de haberle sido útil en algo.

Besa sus pies, fervorosamente, su desgraciado admirador.
Barrera.[25]"

Barrera no solo le dio una puñalada a Cova, sino que en sus terrenos, los de la poesía, le propone un negocio de toros ganados fraudulentamente y no menciona la apuesta, que sin trampa, había perdido a los dados con él, antes del enfrentamiento.

La siguiente jugada de Cova, fue soltar a ocultas el grupo de toros a los que aludía Barrera, lo que aplazó la reunión con Alicia y la niña Griselda, ocupado en la tarea de reunir de nuevo los toros. Asi coba le dejó el espacio y el tiempo para que Barrera se cobrara por la fuerza la deuda de Zubieta, quemando su rancho y huyendo con la dos mujeres hacia la tierra prometida del Vichada.

La experiencia de Cova en las selvas del Vichada esta marcada por la amargura que le generó el rapto de Alicia y de Griselda. El canto que hace Arturo Cova a la selva lleva esa amargura, amargura que es del poeta y no de la selva. Tono amargo que le ha servido a los misioneros para justificar su tarea con las etnias, las etnias que Cova describe muy de paso, embebido en la idea de rescate y de venganza.

Miguel Ángel Builes transcribe la primera pagina de la segunda parte de La Vorágine y lo titula: “Un Canto a la Selva”, en su texto: "Cuarenta días en el Vaupés"[26], y luego agrega:
"Hasta aquí La Vorágine. Con un sentido de la vida y de la selva muy distinto al de Eustasio, me embebí yo en mis pensamientos viendo a dios entre la maraña y contemplando luego como fantasmas los pobres hijos de la selva, suspirando por algo que el vacío infinito de las almas. La selva, "esposa del silencio", no podía decir una palabra de salvación al pobre indígena; la selva, "madre de la soledad y de la neblina'', envolvía bajo su manto humedecido de ramas y de hojas, mas de trescientas tribus distintas, sin poderles prodigar las suaves claridades de la fe, ni el dulce calorcito del divino amor, no acogerlos entre las "neblinas" amorosas como las alas de un cisne blanco, como las alas de la gallina bíblica, tiernamente, amorosamente, maternalmente, porque hasta aquí esta selva ha sido para ellos tan solo "madre de la soledad y de la neblina". Si, solos, sin dios sin esperanzas, sin luces divinas en su alma, sin claros en el boscaje que les permita contemplar el sol eterno, la Trinidad, ni percibir siquiera los rayos trémulos de la silenciosa luna, imagen de una madre que es María. Dónde estará para estos pobres indios "la estrella querida que de tarde pasea las lomas"? Donde? !No te aflijas, habitante de la selva! Por aquí vamos los misioneros, silenciosos, en tu busca para mostrarte el cielo y para que te alumbren tu verdadero sol, tu luna pálida, tu dulce estrella. "

Cova logra llegar río negro , en pleno territorio cauchal y habiendo encontrado a Griselda, le dice el paradero de Alicia: "Tras la camorra con el Barrera, me separaron de eya y me vendieron.! Debe estar en Yaguanari! Afortunadamente le enseñe a amarrarse las naguas, a sabe portarse..."[27].
Cova, en el Yaguanari, acaba físicamente con Barrera. "Aun me veo saltando de la curiara sobre el escueto patio que precede al caney de Yaguanari. Circundados por hogueras medicinales , tosían los apestados entre el humo, sin darme razón de mi enemigo, por quien yo preguntaba anheloso, antes de que me viera. En tal momento me había olvidado de buscar a Alicia. La niña Griselda la tenia abrazada al cuello y yo me detuve sin saludarla: Solo quería mirarle el vientre. No se quien me dijo que Barrera estaba en el baño, y corrí inerme entre el gramalote hacia el río Yurubaxi. Hallabase desnudo sobre una tabla, junto a la margen, desprendiéndose los vendajes de las heridas, ante un espejo. Al verme, abalanzose sobre la ropa, a coger el arma. Yo me interpuse. Y empezó entre los dos la lucha tremenda, muda, titánica".[28]
........... “Aquel hombre era fuerte y, aunque mi estatura lo aventajaba, me derribo. Pataleando, convulsos, arábamos la maleza y el arenal en nudo apretado, trocándonos el aliento de boca aboca, el debajo unas veces, otras, encima. Trenzábamos los cuerpos como sierpes, nuestros pies chapoteaban la orilla, y volvíamos sobre la ropa, y rodamos otra vez, hasta que yo, casi desmayado, en un supremo ímpetu, le agrande con mis dientes las sajaduras, lo ensangrenté, y rabiosamente, lo sumergí bajo la linfa para asfixiarlo como un pichón"....
....."Entonces, descoyuntado por la fatiga, presencie el espectáculo mas terrible, mas pavoroso, mas detestable; millones de caribes acudieron sobre el herido, entre un temblor de aletas y centelleos, y aunque él manoteaba y se defendía, lo descarnaron en un segundo, arrancando la pulpa a cada mordisco, con la celeridad de pollada hambrienta que le quita granos a una mazorca. Burbujeaba la onda en hervor dantesco, sanguinosa , túrbida, trágica: y, cual se ve sobre el negativo la armazón del cuerpo radiografiado , fue emergiendo en la móvil lamina el esqueleto mondo, blancuzco, semi hundido por un extremo al peso del cráneo, y temblaba bajo los juncos de la ribera como en un estertor de misericordia".....
......"Allí quedo , allí estaba cuando corrí a buscar a Alicia, y, alzándola en mis brazos, se lo mostré"......
........"Lívida, exánime, la acostamos en el fondo de la curiara, con los síntomas de aborto"[29]

Cova penetra en la selva huyendo acosado por sus perseguidores, siendo su ultima preocupación: "Don Clemente: Sentimos no esperarlo en el barracón de Manuel Cardoso, porque los apestados desembarcan. Aquí, desplegado en la barbacoa, le dejo este libro, para que en el se entere de nuestra ruta por medio de croquis, imaginado, que dibuje. Cuide mucho esos manuscritos y póngalos en manos del Cónsul; son la Historia nuestra, la desolada historia de los caucheros. !Cuanta pagina en blanco, cuanta cosa que no se dijo!”[30].

Así como el padre Miguel Ángel Builes, se había aprovechado del "canto a la selva", de su carácter un tanto amargo y triste, para justificar su trabajo misionero; otros personajes, también, en vida misma de José E. Rivera, le habían criticado la intención de venganza de Cova y Franco por el robo de sus mujeres, en la odisea por la selva no se detiene en la descripción exhaustiva de nada, toda descripción es algo inestable y somera.
Pero es el mismo poeta quien expresa que el valor de su obra reside en la denuncia política del problema sociológico de la esclavitud de compatriotas, en ese sentido es que se debe entender la persecución a Barrera: para vengar el rapto.
El poeta es claro en confesar el fracaso de su intención, convirtió en mito una realidad política, de manera que cuando se hablaba del problema de la esclavitud en los cauchales se pensaba como una creación imaginaria del novelista.
Así también, sobre el estatuto de verdad de los personajes, Rivera expresa que es una combinación de personajes reales e imaginarios. Conviene transcribir una carta de Rivera, respuesta a un debate con el critico literario Luis Trigueros, que entre otros elementos, toca el método, el de estatuto de verdad de los personajes y sobre el valor mas grande o la intención principal de La Vorágine.

"La novela mi querido amigo, es el género literario mas difícil de someterse a normas especiales. Narrar una acción fingida en todo o en parte, donde entren en juego personajes que si son reales pasen a legendarios, y si imaginados, adquieran ciudadanía en la realidad; infundirles pasiones y crearles por razón de ellas conflictos interesantes dentro del medio en que se muevan; poner en armonía o en oposición sus almas, entre ellos mismos y la naturaleza circundante, que influye en la vida como el (fatum) de los antiguos; darles rostro, estatura, lenguaje, es algo tan complejo y a la vez tan satisfactorio, que aunque todos probamos a intentarlo solo a pocos es dado cumplirlo porque el don de crear almas es un don de Dios”.....
.....“Algo mas que se requiere: saber destacar las figuras predominantes sobre sus comparsas y mantenerlas en desvelo sobre la acción para que no decaiga el interés, confiando al estilo el tono, el color, la fuerza, la luz o la suavidad a fin de darle relieve al gesto, al estado de alma y para que surjan, a su tiempo, el detalle o el panorama que convienen y como convienen. Querrías tu, buen Trigueros, someter a reglas tales chilindrinas? Cuál habría sido el método para la Vorágine? Habla, por Dios, que la curiosidad se me ha convertido en una ascua y me quema el espíritu”......
.......“Yo creo haber realizado una hazaña en las descripciones, encerrando grandes panoramas en dos o tres rasgos, o exhibiendo detalles, con un solo epíteto, o condensando en una sola frase toda una situación. Creo que, sin mermarle eficacia y sentido, reduje a pocas líneas lo que a primera vista requería extensas paginas. Tengo derecho a saber si esto es meritorio y si estoy en lo cierto. Creo que en fuerza, color, luz y paisajes, mi novela no tiene que envidiarle a ninguna ora colombiana. Tu que alardeas de experto conocedor y que juzgas el libro, por que no lo dices o por que no lo niegas?”......
.......”¿Cómo es posible que éstas cosas a la perspicacia de un critico y que en vez de analizarlas como es obligatorio, te desgarites buscando citas para acreditar erudición, como esa del "estouro" que ni se parece a mi "barajuste" ni es una pagina d de relieve en la brillante obra de Euclides da Cunha, inferiosisima a las que trazo Cunninghame Graham sobre igual tema? Por que vacilas en afirmar que conozco al autor de "Amargen da historia"? Tu sabes que en la relatividad de nuestro medio ambiente, estamos Rasch Isla y yo mejor enterados que tu del movimiento literario en el Brasil, y debes saber que espero tu estudio sobre (Tierra de promisión) para rebatirte las inepcias que ensartas acerca de prosa rimada, de ritmo y de asonancias interiores”.....
......”Mas lo que no puedo perdonarte nunca es el silencio que guardas con relación a la trascendencia sociológica de la Vorágine, que es el mejor aspecto de la obra, según lo declara el doctor Gil Fortuol. Cómo no darte cuenta del fin patriótico y humanitario que la tonifica y no hacer coro a mi grito en favor de tantas gentes esclavizadas en su propia patria? Cómo no mover la acción oficial para romperles sus cadenas? Dios sabe que al componer mi libro no obedecí a otro móvil que al de buscar la redención de esos infelices que tienen la selva por cárcel. Sin embargo, lejos de conseguirlo, les agrave la situación, pues solo he logrado hacer mitológicos sus padecimientos y novelescas las torturas que los aniquilan. (Cosas de la Vorágine), dicen los magnates cuando se trata de la vida horrible de nuestros caucheros y colonos de la zona Amazónica. Y nadie me cree, aunque poseo y exhibo documentos que comprueban la mas inicua bestialidad humana y la mas injusta indiferencia nacional. Tu, que fuiste cónsul en Manaos cuando los crímenes de la selva llegaron a su apogeo, por que callas hoy como ayer, en vez de comentar mi denuncia destacándola nítidamente a la faz del país, y te ocupas solo en minucias y trivialidades?”.....
......”Mientras tanto, la obra se vende pero no se comprende”........”!Es para morirse de desilusión!”.....
...”José Eustacio Rivera, 1926”[31]

Manuel Antonio Bonilla escribió un ensayo sobre José Eustasio Rivera, epilogo del texto: "José Eustasio Rivera, Polemista", según este autor, respecto a la existencia real de los personajes de La Vorágine, se podría aventurar que el personaje Arturo Cova, el principal, es el único imaginario; además recalca el sentido de denuncia política de un problema sociológico, La esclavitud:

" Arturo Cova, el personaje principal, que tiene vida propia y da unidad a la novela, podemos verlo cualquier día en una revuelta del camino, y tropezar con Alicia, al voltear de una esquina. Quiere decirse que están bien caracterizados; pero no son mas que pretextos para establecer el contraste Pascaliano y Épico entre lo inconmensurable y terrible - que es la naturaleza- y lo pequeño y débil - que es el hombre- : simbolismos nada mas. La "niña" Griselda, Franco, Don Rafo, Barrera, Zubieta, Clarita, Millan, El juez de Orocué, el Pipa, el Cayeno, Funes, Zoraida Ayram, el Turco Pezil, Clemente Silva, creemos que son personales de carne y hueso, o les falta poco para serlo. Clemente Silva, el infeliz rumbero, parece arrancado de uno de los mas intensos dramas de Shakespeare.....Ahí están sin mentira, pedazos del alma Colombiana - dice el Guatemalteco Carlos Wild Ospina-. El "yanero" con su ruana, su potrajon y su soga, jinete prodigioso, macho corajudo y hombre de empresa, buen amigo, hospitalario, y leal cuando no ha conocido la selva todavía. Y la mujer del "yanero", que para él lo es todo, más intrépida, si cabe, que el hombre; dicharachera, ingeniosa y paciente para sortear los peligros, salvar las estrecheces, sobrellevar las fatigas brutales y arrancar a la pampa ilimite, con astucia y olvido de si misma, los ochavos de un modestísimo pasar, allá en el fondo de una fundación pecuaria, perdida en los llanos, entre las toradas furiosas, la irrupción hórdica de los indios Guahibos, que raptan a las mujeres y degüellan a los varones, y el asalto, aun mas temible, de las cuadrillas de bandoleros, disfrazados e agentes reclutadores de peones con destino a las caucheria remotas " .....
y concluye.
........“De todos modos, la obra de José Eustacio Rivera constituye una formidable denuncia dirigida no solo a los pueblos Americanos, sino directamente al gobierno de Colombia. Que este lo atenderá, lo tengo por indiscutible. Y aun el escándalo público ha de haber alcanzado a Venezuela y Brasil, donde el horror de las caucherias sobrepasa con mucho al de las regiones Colombianas."......
........."Hemos hecho algo en este sentido?”......
.........“La Vorágine subsistirá. Y no así como quiera: como un poderoso obelisco de justicia, derecho y vindicta, clavado en el confín de nuestras selvas orientales."[32]

El personaje Barrera que encarna la denuncia que hace Rivera en su novela, la esclavitud, es una clase particular de negociante, que bien se valía del poder avasallador de las mercancías para engañar a habitantes de las selvas, muy al margen de una cultura urbana, personajes la mayoría no hábiles en la lecto-escritura. Comerciante con una ética que le permitía defraudar la otra parte del negocio, que cree ganar cuando pone a perder al otro, que crea enemigos, que tarde o temprano, en novela o en realidad, lo acaban.

Barrera fue conocido por un comerciante antioqueño que lo dirigía una ética muy diferente, la de proteger al pobre pagándole justo salario, produciendo riqueza que se ha podido multiplicar, y que no generaba enemigos.
Dos tipos distintos de comerciantes, que con el poder seductor de las mercancías, podían inducir mutaciones culturales, Barrera hacia la explotación y la muerte, el otro hacia el "progreso" que ofrece el trabajo capitalista.
Se trata de Don Jesús Cock, quien acepta una invitación que el mismo Barrera le hiciera para que lo visitara en el Vichada, cuando se conocieron en un vagón del tranvía de Bogotá, visita que aprovecha para investigarlo y denunciarlo mediante un articulo que compone y que difunde en conferencias. “Barrera el de la Vorágine” es un escrito que le da un espaldarazo a Rivera en el propósito principal de su obra.
Con este relato, el Personaje Barrera, el de la Vorágine, difícilmente se podrá ver como un personaje mitológico o imaginario. Si en la Vorágine puede leerse coba versus Barrera, en este texto se podrá leer Cock contra Barrera.
De todas maneras no es tan importante y definitivo el debate sobre la existencia real o mitológica de Barrera, es un enigma que parece ineludible para los buenos textos, conviene aquí, recordar unas palabras de Octavio Paz, en el prologo de la tesis de grado de Carlos Castaneda: "LAS ENSEÑANZAS DE DON JUAN" cuando alude los enigmas que propone la obra: "El primero de esos enigmas se refiere a su naturaleza: ¿antropología o ficción literaria? Se dirá que mi pregunta es ociosa: documento antropológico o ficción, el significado de la obra es el mismo. La ficción literaria ya es un documento etnográfico y el documento, como sus críticos mas encarnizados lo reconocen, posee indudable valor literario"[33].
Detrás de Barrera hay algo definitivo que lo hace aparecer como un personaje importante: el problema de la explotación humana llevada a extremos, incluso, de la esclavitud; en terrenos "baldíos" del territorio de Colombia con poca presencia de un Estado de actuación muy distante del que respetaría y haría respetar los derechos individuales de todos sus habitantes o ciudadanos, característica más notable de lo que se considera un Estado moderno.

[34]“Queridos señor Presidente y compañeros Rotarios:
El ùltimo sábado me sorprendió el primero de vosotros, honrándome con la petición de una charla de tema libre, para sesión de hoy, y en mi deseo de servir con el mejor espíritu Rotario, resolví echar mano de una historia intima y rigurosamente cierta, por lo cual os suplico excusar su tono, no de charla sino hasta de lírico: cuando a mi edad se quiere recordar la juventud y vibrar como en ella, apenas si se llega a temblar, hasta en el estilo, mereciendo a lo sumo benévolo disimulo”.

“Esa puede tener mucho de la de algún protagonista de la novela "La Vorágine", y tener por ello algún valor para la critica histórica; pero conviene referir sucintamente el argumento de esta, para mejor comprensión, al oírme, de los compañeros extranjeros que naturalmente no tiene por que conocerla, aunque ha sido traducida a cinco idiomas y calificada por autorizados críticos literarios, como la mejor novela Americana de los tiempos que corren.

El principal personaje de la obra, José Coba, joven poeta Bogotano, sedujo a Alicia, muchacha de honesta familia, y huyo con ella a los vecinos llanos de San Martín y Casanare, deteniéndose en la hacienda "La Maporita", donde vivía con su esposa Griselda, un antioqueño, a quien el autor, que parece ser el mismo Coba, quiso llamar Fidel franco, por sus sinónimas virtudes; y tanto Alicia como la "niña Griselda", se dejaron seducir por Narciso Barrera, "Barrera el del Vichada", como se le llamaba en todos los llanos orientales, pues en el río Vichada, era su residencia habitual; y para allá se fueron; y Coba, acompañado de Franco y otros amigos, los persiguió por varios meses hasta que logro en uno de los afluentes del Vaupes: mata a Barrera en lucha que termino a filo de dientes, ayudándole los Caribes, peces que devoran en pocos minutos los cuerpos que sangran, y a la vista de esto, Alicia da a luz un sietemesino, de Coba, que recoge estén en sus brazos, para huir con todos, internándose enfermos y sin recursos, en la selva, y dejando en especial lugar los manuscritos que contenían su dolorosa odisea, la cual narro Rivera en "La Vorágine", nombre que significa enorme remolino en las aguas de los ríos.
La novela termina con estas palabras: Ni rastro de ellos se ha encontrado: Los devoró la selva.

Barrera El De La Vorágine.
Prologo.
¿Existió realmente Barrera el del Vichada, y tenia este las características que lo capacitaban para las aventuras que le atribuye José Eustacio Rivera en su admirable y admirada novela?
Quizá estas paginas contesten al lector.

"En este momento – cuenta Arturo Coba, encarnación del autor de La Vorágine – avanzaban en animado trío Alicia, la niña Griselda y un hombre elegante, de botas altas, vestido blanco y fieltro gris.

Ahí esta don Barrera. No lo quería concé? - así dijo la mulata sirvienta de la casa donde se hospedaron Coba y Alicia, en la hacienda la Maporita, en Casanare."

Tal vez no sea difícil al lector, después de tal descripción, reconocerlo en este grupo fotografiado al frente de su rancho, a orillas del río Vichada, acompañado de la figura que yo portaba hace treinta años, y de la de mi hermano político, Augusto Quevedo Álvarez, la del jovencito Alemán Hans Rettig, y la del Bogotano Señor Roberto Carrasquilla, la cual me hace reír aun por su traje de frac, en aquellas pampas lejanas. Yo calzo allí las botas de Barrera.

Pero si me permito desde ahora, presentar la estampa de Barrera, debo volver al principio de nuestras relaciones y conocimiento de su personalidad:

Los lujosos y cómodos tranvías de Bogotá y Medellín, son rendez-vous momentáneo de todos los habitantes, y allí nacen muchas relaciones, amistades y amoríos:

En uno de los que sirve entre Bogotá y Chapinero, a fines del segundo año de este siglo, mi señora y una hermana mía, y al ver aquella las miradas fijas sobre esta, de un individuo de distinguidas facciones y porte, le dijo en voz baja, pero animada: que ojos mas de héroe de novela los de ese pasajero:

Y volvió él a dejarse ver en los alrededores de la quinta "Armenonville", En Chapinero, en actitud de enamorado, a la usanza del pasado siglo: mirando desde la esquina.

En un corto viaje a Boyacá, supo él que mi amigo el General Joaquín Emilio Caro quería ayudarme con todo el dinero que tenia en su banco de Bogotá, pues sabia que estaba de viaje para Medellín por un inesperado trastorno en mi negocio de dueño de Rentas de Licores en la Provincia de Occidente de tal Departamento, se le ofreció como emisario del giro y se me presento diciéndome: soy julio Barrera servidor de Ud., como empiezo a demostrárselo, trayéndole esta interesante carta del General Caro, quien me recomendó lo saludara y presentara sus respetos a su digna esposa y su gentil hermanita, lo cual hago complacido, sin merecer yo ser tal heraldo

Si es cierto que el estilo es el hombre, bien puede encontrarse alguna semejanza entre el que así me saludo y el que dijo a coba al conocerlo: Fui exigente con la fortuna, pero nunca aspire al honor de declararle a Ud., personalmente , mi admiración sincera

Siguió frecuentando la esquina de la Quinta "Armenonville", y cuando salí para Medellín con mi familia, se nos unió en el tren, y en Facatativa nos obsequio el almuerzo y tomo un caballo para acompañarnos en unas leguas más.

"La guerra de los mil días" impedía las comunicaciones epistolares y telegráficas: no volvimos a tener noticia de Barrera hasta cuatro años mas tarde: en carta que escribió a mi hermanita, habló de sus recuerdos, de sus sentimientos y de su vida y negocios en el Vichada, donde compraba mañoco ( el magnioc de los brasileros) que es harina tostada de yuca, base de la alimentación de los peones caucheros del Rió negro, el Orinoco y el Amazonas

Entonces no usaba la correspondencia epistolar con los meros pretendientes, y para romper el silencio, me escribió pintándome su negocio y las amplias perspectivas que presentaba, e invitándome a que lo visitara, en la esperanza de que nos asociáramos. Ya recordaran los lectores de La Vorágine como presentaba él al Vichada a los habitantes del Casanare o quienes quería atraer: los barcos de vapor recorrían ese río y las libras esterlinas corrían por las manos de sus moradores.

Un Antiqueño no necesita que lo insten mucho para salir a recorrer el mundo en busca de situaciones nuevas y de difíciles problemas: somos aventureros en el buen sentido de la palabra, eso sí, y hasta en lo malo, muchos lo son también.

Mi señora , mi hermana y yo llegamos a soñar con las pampas orientales, como soñarían nuestros lejanos ancestrales con las doradas playas de América.

Quevedo Álvarez y yo nos preparamos para el viaje allá: leímos la verídica descripción de los llanos, sus habitantes y sus costumbres, dada por un fraile que vivió entre los indígenas, conociéndolos y enseñándoles, a la vez que aprendía el dialecto de los Guahivos, y también leímos la bella obre de don Santiago Pérez Triana, que él llamo de Bogotá al Atlántico, por los ríos Meta, Vichada y Orinoco, camino que nosotros vinimos a recorrer y por donde él pasó, haciendo el papel de sacerdote, para ocultarse a las autoridades que lo solicitaban para el esclarecimiento de sus procederes en el contrato del Gobierno de Antioquia con la compañía Inglesa Punchar. Mac.Thagar, sobre el ferrocarril al Magdalena. No se en que terminó esta averiguación, mas, juzgo que bien, cundo el doctor Carlos E. Restrepo lo nombró años mas tarde, Plenipotenciario de Colombia con Washington, quizá por el poder convincente de su palabra: se cuenta que el millonario alemán que fue su suegro, se oponía sus pretensiones, pero, habiéndolo tratado por indicación de su hija, le dijo a esta: si tu te casas con él, yo si me caso.

Partimos a principios de diciembre de 1906: entonces Colombia era inmensa, a juzgar por el tiempo que se empleaba en sus caminos; cinco días a Pto. Berrio, siete a Honda y diez a Bogotá

En esta amable ciudad, sala de nuestra casa Colombia, donde hasta los Antioqueños suavizamos las aristas de nuestras almas, Colombianizandonos, reinaba entonces la cordialidad predicada por el General Reyes, y se vivía de esperanzas, ante las cuales, todos disimulábamos los estrujones a la Constitución.

Mi amigo el General pompillo Gutiérrez nos presentó ante el señor presidente, en cuyas manos puse las recomendaciones que traíamos y en que se hablaba del objeto de nuestro viaje al Vichada. – Lamento, nos dijo, que Uds. Se dirijan a una región cuyos productos, hoy por hoy, no tiene libre salida al mar, pues somos extorsionados por Venezuela, y esta extorsión no sabemos cuando acabara; otra cosa fuera si Uds. Se dirigieran al Caquetá o al Putumayo, tierras ricas, donde viví con mis hermanos y donde tengo muchos amigos, pues podría ayudarles hasta con dinero, y al oírme decir que no podíamos torcer nuestro rumbo, que lo que deseábamos era que nos conociera, para si alguna advertencia o indicación le hacíamos, desde el Vichada, supiera quienes se la hacían, nos dijo con esta prontitud y energía que se gastaba: no, y para ayudarles también; llamo al secretario don Camilo Torres Elisechea, le contó que nosotros íbamos para el Vichada, a donde julio Barrera el compañero de negocios de su sobrino Augusto Gómez torres, y después de esta presentación, le dicto la siguiente carta, para todas las autoridades de los llanos.

Bogotá, 3 de Enero de 1907

Sr. General Luis Martín Nieto, Intendente del Meta

Y demás autoridades de los llanos.

Estimados señores y amigos:

Los portadores de esta carta son los Srs. Don Jesús Cock y don Augusto Quevedo Álvarez distinguidas personas de Medellín y amigos míos, para quienes le suplico toda clase de auxilios y atenciones, a fin de que logren llegar al Vichada, a donde se dirigen en busca de don Julio Barrera Malo, Intendente allí, por lo cual les anticipo mi reconocimiento y gratitud.

Afectisimo Rafael Reyes.

Los atractivos de la vida Bogotana no se rompen fácilmente: a Barrera lo arrancaron de ella las gotas de sangra conquistadora que corrían por sus venas, a juzgar por sus arrestos, y a mí, su llamamiento desde las selvas. – A ellas se había dirigido él, cuatro años antes, por Tunja, Sogamoso, Tame, Medina, y Orocué, puerto sobre el Meta, llevando algunas mercancías, y, habiéndose encontrado nuevamente en Sogamoso a nuestro amigo el Gral. Caro, lo invitó a que lo acompañara, observándole que allá lo que faltaba era "...hombres de pelo en pecho", como se decía entonces de los que hoy llamamos simplemente, machos; pero, éste, que lo es en verdad, no pudo seguirlo por sus deberes militares allí, donde le sirvió, salvándolo del linchamiento con que lo amenazaba el pueblo, porque a prima noche, y en compañía de un capitán Estévez, colgó por las patas, de los rejos de las campanas, que caían sobre el atrio, un cerdo que, con sus saltos de angustia, las hacia sonar común mal campanero que quisiera tocar fuego. – Este fue el último retazo ciudadano de "Barrera del Vichada".

Allá me dirigí yo , por Chipaque, Caqueza, Quetame y Villavicencio, bella población esta, recostada en uno de los últimos contra fuertes que rinde la cordillera oriental a ese océano de verdura.-

Se viajaba hasta allí, por el camino de herradura mas bien trazado de Colombia, hasta entonces, obra de del Ing. González Vásquez, y por en medio de tierras destrozadas por los indios que se disputaban su posesión, con minúsculos cultivos de papas, alverjas, hortalizas, cana y pastos; lucha de la que pareciera mofarse los Llanos de San Martín con las inmensas selvas que ofrecen, muy cerca, a la mano del hombre, y a las cuales abrieron las primeras grandes heridas, las hachas de los titanes antioqueños Dr. Emiliano Restrepo, Don Pablo Vásquez, con sus seis hermanos, y el Gral. E historiador Don Ernesto Restrepo Tirado, hasta hace poco cónsul de Colombia en Sevilla: a sus golpes nacieron dehesas que se llamaron La Vanguardia, El Claro, El Buque, y otras de que se enorgullece Villavicencio, puerto seco a orillas de aquel mar de verdura.- Allí vi al ultimo trabajando sin ropa exterior, para tener dinero con que vestir de pastos la Llanura inculta.........

"Así nació Salento y Manizales fue", canta Jorge Isaac en su Himno a la tierra de los Córdobas.-

(Aquí la copia de Horizontes, de Cano).

Cabalgando en mulas del gobierno, que puso a nuestra disposición el Gral. Emilio Soto, director de las colonias penales de Cumaral y Upin, fundadas por Reyes en las minas de sal gema así llamadas, salimos hacia Cabullaro, puerto sobre el río Meta.-

Íbamos aperados con la casa portátil del Llanero, consistente en hamacas o "chinchorro" formados por ancha red de hilos de palma de "cumare o moriche"; en toldillos de linón, y en el legendario balleton de dos telas e lana, una roja y la otra azul y que sirve de envoltura para el cuerpo en las noches de verano, o de techo sobre el (mosquitero), en el invierno; casa que se lleva amarrada a la montura, aunque quite elegancia al cabalgante, y que se arma fácilmente sobre dos estacones que se clavan en la arena de las playas, preferidas para la dormida, al monte abundante en enemigos del sueno y aun de la vida.-

Nos guiaban tres colonos ya vaquianos del sendero, el cual perdimos por dos veces en las pampas, a pesar de su pericia: el animo se conturbaba entonces, como si perdiera la brújula en el mar.-

Vamos a hundirnos en los Llanos:

No describiré paisajes: las plumas de Pérez Triana y de Rivera secaron la tinta de mil colores, y la mía jamás se mojo en ella; el alma de este se absorbió los Llanos, como los absorben los ríos que los riegan, copiando sus paisajes y captando sus voces de alegría, de tristeza o de dolor, para llevarlos sintonizados, no ya a nuestros oídos, sino a nuestras almas, en sus sonetos y en su novela que son como nubes luminosas, o como obscuros nubarrones arrancados a esos ríos por el calor del alma del poeta.-

Anotare cosas, situaciones, hombres y hechos, y dejare volar ideas que no irán muy lejos, por ser de raza de alas cortas.-

Mientras se esta cerca de la cordillera, se transita por entre bosques de árboles corpulentos, donde cantan las guacharacas y mil aves mas, y donde se columpian y saltan los monos; cortados esos bosques por estrecha y fangosa trocha que nos pone inesperadamente a la orilla de algún gran río: El Guatiquia, El Humea, El Ilnia...........Allí se cansaron nuestras armas trayendo a tierra muchos de esos cantores y acróbatas; nos íbamos salvajizando prontamente, al principiar matando semejantes que caían apretándose la herida con la mano y gesticulando humanamente.- Esperábamos encontrarnos con el tigre o el león, en cada vuelta del camino, y fue una desilusión para nosotros el no ver sino un felino en todo el viaje por los Llanos, a gran distancia en una playa; no pudimos constatar los peligros de los que habla Pérez Triana, ni en peces, ni en serpientes, ni en cuadrúpedos.-

En pleno Llano, las palmeras son las reinas de la selva, cuyos otros árboles parecen no se atreven a erguirse como ellas, y las extensas pampas donde brota pasto bajo y nada denso, parecen confirmar una relativa esterilidad de la tierra: son mas frondosos y de mas lozano verdor las selvas del Magdalena que las de todos esos ríos, inclusive el Orinoco.-

A trechos kilómetros las sabanas son cortadas por fajas de montes pobres que viven del riego de algún cano que se convierte en ancho río en el invierno, Oasis donde abundan las palmeras de "moriche" y de "cumare" y que el Llanero llama "matas", salpican a distancias la Llanura, pero allí no cuelga su hamaca el viandante, ni construye su rancho el morador, por temor a los terribles visitantes que a ellas llegan a abrevar. Esas matas son los únicos jalones que indican el camino y que el vaquiano distingue a gran distancia de las otras, por sus formas. Así reconoce también las entradas a los montes, por los árboles vecinos.

Desde Villavicencio hasta Cabuyaro, camino que recorrimos en tres días, encontramos los restos que iban dejando el paludismo, la neumonía, la disentería y las ulceras y, sobre todo, la desesperanza, de una caravana de (mujeres e la vida), Bogotanas: en la fiesta de la noche, vísperas del matrimonio de alguna hija del general Reyes, una precursora de Alicia, la de Coba, entro a la sala y le presento un hijito de su novio, pidiéndole lo acogiera y educara: y la sentencia de confinamiento a los Llanos, no se hizo esperar mucho tiempo, para centenares de muchachas a quienes (se trago la selva), como aquella que fue a ocultar en ella su pecado.

A Cabuyaro, población de una decena de casas llaneras, hizo llegar oportunamente el gobierno, la lancha Diana, para continuar nuestro viaje: subió esta trayendo al Intendente del Meta, Gral. Luis Martín Nieto y a su comitiva, quienes habían ido a la población de Arauca, a perseguir al joven Antioqueño Ricardo Hoyos quien, viéndose depuesto de un empleo oficial, por el gobierno de Colombia, resolvió pasarse al Encanto, puerto Venezolano del otro lado del río, donde organizo una banda de forajidos, con los cuales asalto la Aduana y la Tesorería de aquel puerto Colombiano, logrando escaparse al interior de Venezuela: hecho este que tiene mucha importancia en esta relación, como mas adelante se verá. En este viaje nuestro, pudimos apreciar las sorprendentes cualidades , para ese tiempo, de tal embarcación, movida rápidamente a gasolina, con saloncito que servia para el descanso y para comedor, con su cocina a popa, pero sin camarote alguno, pues siempre se duerme en las playas, donde el viajero se entretiene cazando los nidos de tortuga señalados por el final del rastro que ellas dejan en la arena, teniendo que defenderse entonces, de las gaviotas que lo atacan creyéndolo perseguidor de los suyos: estas vespertinas excenas me hacían recordar las que pinta Julio Verne en su Isla Misteriosa.

Por lo demás, la luz juega en el Meta con las nubes, con las playas y las aguas, como lo hace en el río Magdalena, que casi todos los Colombianos conocemos: son el mismo pintor y el mismo lienzo.

En cinco días llegamos a San Pedro de Arimena, o del Arrastradero, así llamado porque las canoas y botes eran antes arrastrados por sabanas en un trecho de cinco leguas, a las cabeceras del río Moco que derrama en el Vichada.

Allí encontramos parte de una comisión de indios Piapocos que esperaban a sus compañeros que habían bajado a Orocué, distante diez y ocho horas, en bote o canoa, a traer mercancías y víveres pedidos por Barrera a don Ramón Real, caballero Venezolano de gran cultura y de riqueza como pocas en Colombia: si se le preguntaba a cualquier llanero para quien llevaba esas pieles, esa tagua, esa ipecacuana, esas plumas de garza,, ese aceite de ceje...... la contestación era siempre, para don Ramoncito Real. No se salvajizaba el allí: viajaba cada dos anos a Europa por el Meta y el Orinoco, para volver por el Magdalena y Bogotá a sus dominios, donde gozaba comprando a los indios, por pocas mercancías extranjeras, esos productos naturales y también sus hijas (las pollonas).

También una docena de casas componen a San Pedro de Arimena, donde reinaba don Jesús Gondelle con su esposa dona Belén, casi blanca, quienes fueron retratados con sus dos hijos por Daniel Barrera, hermano menor e Julio y compañero nuestro desde Bogotá, quien se ahogo en el Vichada, años mas tarde.

Le pregunte a don Jesús si era cierto que él tenia ciento cincuenta hijos, como decía don Santiago Pérez- ah don Santiaguito, todavía me debe la embarcación en que bajo el Muco; cuenta el muchas mentiras en su libro: yo lo que le dije fue que había vivido con ciento cincuenta mujeres; yo, hijos, no se cuantos tendré.

Pero, si don Jesús Gondelles no sabia cuantos hijos tenia, el par de viejitos antioqueños, de la población de Pácora don Martiniano Trujillo Villegas y su esposa dona María de Jesús Gómez S. Si saben hasta cuantos biznietos los veneran, porque sus nombres pueden encontrarse en sendas partidas de bautismo, y sus figuras podían formar corona a su rededor como se ve en este grupito fotográfico.

Mas, también es cierto que esas llanuras del corazón de América no se poblarían, ni sus razas mejorarían, si no fuera por los sistemas de don Ramón Real y don Jesús Gondelles, que son los mismos empleados en todas partes por los conquistadores blancos; o también por grandes impulsos a la colonización, como el que es posible estuviera en la mente del.....Gral. Reyes, al confinar a ellas las muchachas de Bogotá; mas a tal fin no se llegara sino en decenas de siglos: allí caben ampliamente todas las gentes que en Europa. se matan por un palmo de tierra.

Regresaron a pocos días los indios de Orocué; cruzamos entonces a pie, la sabana, y en pocas horas llegamos al río Muco, que en el verano es apenas un cano estrechado por barrancas y generalmente profundo, pero interrumpido su curso para los péquenos botes y canoas en que allí se viaja, por ramas de árboles que derriba el viento, por los llamados desparramaderos donde el agua, siempre silenciosa, suena al correr.

Guayuriba....................................................................................................................................................................................................................................Fueron Etapas de nuestro camino recorrido por dos botes de a cincuenta quintales de capacidad (así se miden estos allá) impulsados por las palancas de los indios Piapocos que moran a orillas del Muco y del Vichada, en un numero de seis mil aproximadamente, regados en pequeñísimos caseríos de sus orillas, donde se agrupan por familias.

El tipo de los Piapocos es el de la generalidad del indio Colombiano, no así el de los Salivas que pueblan las orillas del Meta, morfología que recuerdan por sus facciones y sus cuerpos más delgados el tipo Japonés. Aquellos son meramente cultivadores e la yuca y algo de maíz, mientras los últimos se dedican a la brega del ganado y al manejo de embarcaciones, revelando gran inteligencia; su lenguaje es muy nasal, mientras que el de los Piapocos es dulcemente musical, tan rico en vocales como el Italiano: Acane y Sisibare- equivalentes a gaviota y colibrí- son nombres dulces que recuerdo de dos marineros nuestros en el Muco.

Son estos celosísimos con sus mujeres, pero entregan fácilmente sus (pollonas, o peladas) que se dice en Barranquilla - al comerciante que las compra o al cultivador que se establece, por conseguirlas, al lado de ... sus conucos o pequeños cultivos.- Sorprenden al viajero novicio, al verlos arrojar las palancas para tomar el arco y lanzar su flecha adelante de proa y clavarla en algún pez que han visto bajo el agua y que, al ser herido, no puede hundir la flecha que lo denuncia para ser sacado con ella al bote. Así también, clavan el arpón que encaban como lanza en cabo de madera, en las rayas que deja ver la claridad del agua en el fondo de los ríos, con temible y aguda púa que le sale hacia atrás, de casi la mitad del cuerpo y cuya herida hace gritar de dolor a quien la sufre, y que se dice es incurable.

Una admirable sorpresa nos dieron en ocasión en que los vimos soltar palancas, tomar sus arcos y saltar a tierra para seguir por el monte a sorprender a un tigre que habían logrado descubrir mas abajo, en una orilla, y que estaban seguros de matar con el curare de sus flechas; pero no los espero el jaguar.

Mas su valor ante el tigre, lo vimos desaparecer algún día en que habiendo disparado nuestras pistolas sobre un par de guios (boas pichones) que encontramos en una barranca del Muco, apuraron la embarcación con sus remos y palancas, temiendo nos atacaran, según dijeron llenos de espanto. Y según lo afirma Rivera.

El viejo rifle que llamamos carramplón y que sirvió en la guerra de nuestra independencia, es arma que abunda entre esos indios y también la escopeta moderna, con la cual cazan las aves, especialmente los patos que allí abundan.

Quien analice las contestaciones que me dieron dos indios, podrá formarse una idea del alcance intelectual de los Piapocos:

Habiéndole contado a uno de muchos anos, que pronto vendrían sacerdotes, porque nos pedían los bautizáramos, me respondió: malo, malo: detrás el padre viene el soldado. Quién le había enseñando a este viejo me pregunte yo esta lección de historia? Llego hasta el y sus contemporáneos la noticia de lo ocurrido después de la expulsión de los jesuitas de aquellas regiones, para no volver a ser pisadas sino por crueles mercaderes como Barrera, comisario oficial del Vichada, respaldado por treinta fusiles grass, o como los Aranas del Perú, que ensayaban sus carabinas en el cuerpo, o mejor dicho, en la vida de los indios?

Reemplazaran los soldados y los maestros laicos a los frailes que civilizan cristiana, suavemente el Caquetá y otros ríos de Colombia?

Al llegar a alguna playa del Muco, nuestros marineros gritaron, entre carcajadas, esta enyopao.......esta enyopao, y señalaban aun indio que saltaba en ella viva y casi rítmicamente, golpeándose con las palmas de las manos distintas partes del cuerpo. La curiosidad me llevo pronto a hablarle a aquel indio que sufría o gozaba los efectos del yopo, polvo vegetal que absorben como rape y que Rivera define (polvo vegetal que embriaga alucinando), y yo diría iluminando por lo que vais a oír: como te llamas (cuna), le pregunte, y habiéndome dicho que Jesús, lo llame tocayo y le pregunte por su apellido, y como no me contestara le dije, ya se ....Jesús Yopo, e inmediatamente me dijo: si Jesús Tabaco, mirando el que ardía en mi mano!!! Tengo que confesar que sentí miedo ante tan rápida contestación, miedo muy parecido al que experimente, cuando en el mismo río me mordió la cabeza, de una tortuga, que recogí del suelo, cuando ya nos habíamos comido esta bien cocida.

También revelan su inteligencia al hacerse bautizar de cuantos racionales (así llaman a los blancos), o simplemente (cuñao) arriman a las playas y quieren darles su nombre, derramando agua sobre sus cabezas y haciéndoles algún regalo que es el que los mueve a hacerse bautizar tantas veces como un Joselito en carnavales de Barranquilla, lo que parece demostrar que los religiosos los sabían atraer cristianamente.

Por otra parte, no se les oye hablar de Dios ni se les conoce ritos, o culto publico, a no ser que se tomen como tales sus fiestas en Orocué por los días de la Candelaria - primeros de febrero- en los cuales los contemplaremos a nuestra salida del Vichada.

El Muco es ya grande al entregarle sus aguas al Vichada, pero aun ofrece apoyo a las palancas, que son reemplazadas por los remos al entrar a este río cuyo lecho profundo es denunciado por sus muchas arenas blancas, remos que nos pusieron prontamente al otro lado, al pie de las barrancas de Ucune, donde encontramos algunos indios que nos miraban con aparente indiferencia y dejaban oír los nombres de Sisibare, Acane y demás nombres de nuestros botes.

Barrera y sus amigos nos habían observado cuando aun veníamos en el Muco, alejado algunas cuadras e la orilla, daba vista al empalme de esos ríos.

Pronto nos pusimos en marcha hacia él, y en el camino vimos venir a los que creíamos nos estaban esperando, pero el grupo se detuvo casi repentinamente, al distinguir nuestros trajes de exploradores, y Barrera tomo, mientras nos acercábamos, la actitud característica suya en que aparece en el retrato y avisto y, al reconocerme, avanzo algunos pasos resueltamente, y me abrazo, mas sorprendido que alegre, pues jamás creyó que atendiera su llamada, como me lo manifestó al instante.

Salvajemente pobre y feo era el rancho donde moraba Barrera y sus amigos: esto se columbra en esta otra estampa donde figuran ellos y figuramos nosotros.

Con esta pobreza y fealdad contrastaban la indumentaria y joyas de Barrera: sus vestidos tan blancos y brillantes como solo se ven en estas costas; así su calzado y así su sombrero (montecristo); su presentación y ademanes, como su mirada y sus palabras eran las del hombre de mando; pero su alimentación era pobrísima, como convenía para que su gente no le implicara grandes gastos; se satisfacía con mañoco y pescado, arroz y café, en pequeña cantidad todo, menos el mañoco y el pescado, de los cuales comía con avidez, y dejaba gastar sin medida: tanto limitaba la compra de los víveres, que pronto se agotaron los que trajeron sus indios de Orocué y los que trajimos Quevedo Álvarez y yo, y primero que todo, la provisión de alcohol para nuestros reverberos, con la cual quisieron recordar sus ratos de vida civilizada.

Allí, en chinchorro, como todos, dormía también su india, de la familia Umaviere, cuyos numerosos miembros le servían en todo y habitaban en ranchos vecinos.

Unos diez techos cobijaban a todos los habitantes de Ocune, situado en plano ligeramente inclinado, de donde no se veía ni la más suave colina, una arruga de esas que los hombres de las montañas contemplamos con deleite en la llanura ilimite, cual si fueran sonrisas dela tierra.

Allí fundamos con Barrera la población de San José de Ocune, que yo trace, según esta acta en que esta su firma y la de sus compañeros, acta que no leo, por no alargarme, pero que publicare, completando esta conferencia.

Duarte y Olaya son apellidos de otros dos Bogotanos compañeros de Barrera allí, y con algunos mas que estaban en varios puertos, recolectando mañoco debido a él, se completaban doce.

Ellos, mientras él me prodigaba todas las atenciones, menos la de su confianza para hablarme de sus proyectos, me manifestaban su alegría por mi venida: acariciaban la esperanza de que yo definiera, de acuerdo con Julio, su situación allí, pues hasta entonces, desde el principio de sus labores, siempre que le preguntaban por lo que estuvieran ganado, les contestaba: Que es ese afán muchacho? No saben que todo es de Uds.? Bajen mañoco, señalándole los zarzos donde tenia almacenados unos dos mil quintales, pero decile esto a quienes no disponían de embarcaciones y de indios para llevarlo a San Fernando, era como indicarles que cortaran leña de esos montes: el mañoco allí no tenia más valor que el que él le diera, ya que era quien disponía de todos los hombres y los botes.

En los montes Colombianos de las Intendencias de San Martín y Casanare están tan diseminados los árboles de caucho, que apenas dan la vida a grupos familiares que se dedican a explotarlos: tal como la dan los llamados (baharequeos) para la extracción el oro de nuestros ríos pobres en él: no ofrecen campo a grandes, ni siquiera a medianas empresas; pero en el Vichada, existía algo más productivo: el cultivo de la yuca, en el cual, y en el transporte del mañoco que de ella hacen, a San Fernando de Atabapo, entregan los indios su sangre, en chorros de sudor que sus explotadores no enjugan con remuneración siquiera humana: esta inhumana explotación de los indios es ya conocida en cinco idiomas, por la traducción de La Vorágine a ellos, especialmente al ruso, por cuenta del gobierno de los Soviets, según su prologuista F.V. Kelin, para demostrar la existencia de horrorosa esclavitud en América, en esta América que se apellida libre y liberal.

En el Caquetá, el Putumayo y el Amazonas era peor, según supimos desde entonces por cinco Colombianos que venían de la Chorrera y otros dominios de los famosos Arana del Perú.

La sangre de los indios es la principal, casi la verdadera y única riqueza de esas inmensidades.

Como se prepara el casabe de los indios del litoral Atlántico, lo hacen los de Casanare y San Martín, y de la misma masa, no ya tostada - en muy delgadas tortas, sino en harina gruesa, resulta el mañoco. Antes compraban este algunos Venezolanos a quienes desalojo Barrera en compañía de Augusto Gómez Torres, que actúo como comisario del Vichada, nombrado por Reyes, y reemplazado por aquel, cuando salió para no volver, por temor a su compañero que se mostró como peligroso en la campana contra sus competidores: A uno de estos que tenia el único criadero de cerdos que por allí había y que él ambicionaba le hizo decir por sus compañeros que lo iba a matar, y como poco después y en varias ocasiones, oyó disparos de fusil en el monte que lo rodeara, sin poder descubrir al tirador, le vendió la deseada piara, y se fue a esperar, según dijo, a que Barrera llegara Venezuela con mañoco.

Dueño este del campo, fijo en tres varas de zaraza, a tres libras de sal el valor del quintal del mañoco, del cual transportaba cien a San Fernando de Atabapo, centro del mercado del caucho que salía por el Orinoco al exterior, con un bote manejado por seis indios que bajaba el Vichada hasta el Orinoco y remontaba este hasta esa plaza, en treinta días para volver a fuerza de palancas y remos, en sesenta, a Ucune, recibiendo el mañoco que consumieran - unos quince quintales en total - completando su alimentación con la caza y la pesca, para ser pagados con un sombrero de fieltro ordinario, un saco y un pantalón d dril, por tan dura y larga faena. El indio que una vez s se puso este vestido, dará hasta la vida por otro, por temor a los mosquitos, de los cuales se defiende en las noches, enterrándose en la arena de las playas y cubriéndose la cara con la tela de su (guayuco) que lo cubre, como la hoja de higuera a nuestros primeros padres cuando se sintieron pecadores. Esta tela es generalmente la corteza de un árbol quebrantada y suavizada golpeándola con palos sobre troncos de árboles que hacen las veces de piedras, las cuales es casi imposible conseguir en los Llanos.

Lo que costaba así, puesto en San Fernando, unos cincuenta centavos moneda Colombiana, se vendía de doce hasta veinte pesos, en monedas de oro.

En el Vichada no hay moneda; la unidad que regula los cambios, de parte de los indios, es el (mapire de mañoco), equivalente a la tercera parte de un quintal, y que consiste en un cesto de amplia red de mimbre, dentro del cual se extienden hojas que contengan el mañoco.

Ya se puede calcular cuanto representaban para Barrera los dos mil quintales que tenia almacenados y que , para ser convertidos en oro, solamente necesitaba no ser atacado al termino de su viaje, por los Venezolanos que allá acariciaban planes de venganza, como lo hacían saber con la razón enviada muchas veces de que (allá lo esperaban), razón temible si se tiene presente que Pérez Triana nos cuenta como se mataban entre si, sin que interviniera la autoridad, los que se disputaban un negocio.

Esta situación creada por Barrera, parecía obligarlo a llevar gran personal armado con los rifles de que disponía como intendente del Vichada, y rompiendo su silencio para conmigo, respecto a los planes que abrigara, tomome del brazo una noche, invitándome a pasearnos por la sabana--- que daba frente al rancho, y con amable e interrogadora sonrisa me contó su descrita situación, agregando que se proponía reunir treinta jóvenes como los doce que allí lo acompañaban, para bajar a San Fernando a vender su mañoco, prevenido para un posible ataque, del cual estaba seguro de triunfar, si se lo hacían, y apoderarse entonces de las Aduanas y Tesorería de San Fernando, y ocultarse luego en los inmensos ríos, esperando la ocasión de irse al exterior: a su sonrisa y confidencia, conteste diciéndole que eso era muy delicado y peligroso, a lo cual me replico preguntándome que malo le había sucedido a Ricardo Hoyos, el joven antioqueño de que atrás hable, anotando desde entonces la importancia del relato de sus hechos.

No adelantamos la conversación en esa noche: pero, a la siguiente, inquirió de nuevo mi opinión sobre el punto que él volvió a considerar corriente y sin peligro, y que yo califique, al momento, como un acto casi de piratería; y sonrío él, y no volvimos a hablar sobre esto.

Recordé que al llegar me manifestó su extrañeza diciéndome no habré esperado que atendiera yo su llamada, y reconsidere las reservas que hasta entonces se había guardado para conmigo quizá porque adivinara o hubiera sabido por Quevedo Álvarez, que yo no era el hombre para acompañarlo en sus aventuras que ya el sabia, y quisiera amedrantarme y alejarme, sin llegar a un rompimiento, con la propuesta de su atrevido proyecto, aunque no estuviera en su mente, como un propósito formal.

La más franca camaradería se había iniciado bien pronto entre los compañeros de Barrera, y Quevedo Álvarez, y así supe lo ya contado y mucho más, mientras él continuaba en sus reservas para conmigo las que yo respete, para mejor informarme y para no exponerme a que respondiera a mis preguntas como había contestado a sus ayudantes que querían saber cuanto ganaban.

Así supe que tenia correspondencia amorosa muy seria con la hija de un Turco residente en San Fernando, quien a vez lo informaba de todo lo conveniente a su negocio y de todos los peligros que corría: seria esta la Zoraida Airam que vino a figurar en la Vorágine?

Supe también de una historia en que fue actuante principal Barrera: un fraile español fugado de algún convento de Venezuela, con aires de conquistador y abusando del licor, recorría en su curiada, o bote pequeño, todos esos ríos, alegrándolos con sus cantos y su guitarra, acompañando de una bella mujer que se fugo a Barrera, una noche en que estaban de parranda en un pueblucho cualquiera, principiando entonces una legendaria persecución del fraile tras el raptor, que era valiente remero; y este, que no sabia nadar - cosa rara en tal hombre tan bien preparado para la lucha - emerge de ondas y de selvas que a los otros, parece se tragó."

Hasta aquí el relato de Don Jesús Cock, quien no fue tragado por la selva, como tampoco se lo trago a José Eustacio Rivera, y aunque al personaje imaginario Arturo Coba si fue devorado, no deja de causar curiosidad, porque sugiere cierto sarcasmo, la carta, prologo de La Vorágine, y que envía Rivera al Ministerio de Relaciones Exteriores, en la que pide permiso para publicar los manuscritos de Arturo coba enviados a ese Ministerio por el Cónsul de Colombia en Manaos, porque según el relato de don Jesús Cock, el Estado en la cabeza del Presidente Reyes, no era ignorante del problema que denuncia Rivera en su novela.

¿Que clase de formación tiene un comerciante que lo llevan a enfrentar y denunciar, a otros comerciantes que explotan a grupos humanos considerados culturalmente inferiores, pero también develar los vínculos de estos con las cabezas del estado? Permitamos que sea el mismo Don Jesús Cock, quien se justifique con la ultima parte de su texto, que corresponde a una conferencia suya

"Y pues que en todo templo hay imágenes y en el hogar la más bella diciente y poderosa es la de la madre, me detengo a contemplar la mía en mis recuerdos, para rendirle publico homenaje, a la que me enseño a amar al pobre y a luchar en su defensa contra la ignorancia y el abuso. Ilustrada cual ninguna de su tiempo, al decir de condiscípulas y amigas, buena como me lo dice mi memoria: jamás un pobre se asomo a su puerta sin que recibiera de ella enseñanzas o pan, aliñando siempre con cariño; jamás tampoco el diablo entro en su casa a volver de sus hijos sus posesos, sin que lo echara fuera y pronto con exorcismos, conjuros, o con foete cosas que oía, o sentía en sus carnes el Diablo por medio del poseso; el alivio del pobre fue su meta, y la que enseño a sus hijos, pensando bien que en la sentencia final de nuestra suerte eterna, no se dirá de su porque sino aquello de "tuve hambre y me diste de comer'' o el "no me diste'' que al Eterno Fuego lleva; la parábola del rico avariento, la del buen samaritano y la escogencia de pobres pescadores para enseñarles y hacerlos sus discípulos, siempre estaban en su lengua de maestra; no gustaba de infundirnos miedo y debilitar nuestros espíritus con cuentos terroríficos, pero se atrevió a contarnos uno contra el pecado de no pagar a los servidores un salario justo: había una vieja avara que esto hacia y como la mesa, los cubiertos y los platos sonaran por la noche sin que nadie los moviera, se hablo de duendes y de brujas y el cura fue llamado por la vieja a exorcizarlos; te conjuro dijo él, a que digas quien eres, y apareció debajo de la mesa de comer una mona o mica, que al ser interrogada con el "que quieres'' fue tirando el mantel que escurría sangre al ir pasando por sus manos; Que se pague el precio justo de esta sangre de lavanderas, planchadoras, mujeres que cocinan y que arreglan esta mesa y que aun esta, en parte, en el bolsillo de esta vieja.......A nadie le he iodo este cuento, sino a la que así quiso hablarnos de justicia tan cómodamente violada, pero, en trece lustros que he pasado a la luz de la razón, lo ha seguido oyendo mi conciencia y espero que no deje de sonar en la de los que hoy me oyen, o que mañana me lean.- Ah, pero olvidaba terminar el cuento, la mona fue atendida y entre llantos de la avara dejaron de sonar mesa, platos, y cubiertos, solamente se oyó entonces el gran viento que acompaño la fuga de la mona ante el Santo Cristo que el buen cura le mostrara.

Al hablaros de mi madre, os hablo de casi todas las madres de esta Antioquia, las que se han distinguido por sus proles numerosas, cumpliendo el mandato del juez que sentencio en el Paraíso, y que han unido a esa misión la de que les anunciada como compañera para aquietar la lengua engañadora que a ella osó pecar. Madres y maestras son y cumplen sus deberes con corazones de oro, mas o menos brillantes esta, según su pulimento, pero siempre de alta ley.

Y la que me enseño a ver que era sangre el sudor de los obreros, me hizo ver también en la sentencia dada al que fue compañero de la primer mujer, que tal sudor es el precio del pan de la familia allí instituida con el animador y dulce mandato de crecer multiplicarse.

Y como la correlación entre el pan y el trabajo tiene que ser justa, como establecida por el Dios de la justicia, se quebranta la equidad, si uno de estos términos de la ecuación eterna es disminuido por el querer de uno de los dueños - el obrero, o el patrón sin consultar al otro, maliciosamente.

Y tal ocurre ahora, por parte del obrero: así lo han observado los directores de trabajo, comparando la eficacia de hoy con las de ayer del mismo hombre, y hasta el actual Presidente de la patria nuestra, que tanto ha laborado en favor de los que el trabajo agobia; y estos mismos lo reconocerán también, pero prestando el hecho como arma que los defiende del abuso, sin darse cuenta de que llevan el cuchillo a su garganta con este proceder, pues el producto de su trabajo calculadamente flojo, no soportara la competencia del mejor trabajador de fuera.

Se con seguridad de un poderoso y hábil industrial americano que visito en los días que corren, dos fabricas de esta ciudad, y el administrador de la una dijo:

Y como nuestro gobierno no puede estar dispuesto a favorecer el odio y la pereza, no podrá alzar constantemente las barreras con arancel de aduanas que permite florecer industrias nacionales, con tal bajo fin, que lo presentaría como cultivador de esterilidad máxima, seria necesario trabajar con brío renovado a cada día, sino queremos perecer: la dura labor del soldado de la América del Norte y de sus ayudantes en la producción de armas y alimentos, ha salvado a su pueblo y nos salvo a nosotros; y sino pudimos igualarlos en los esfuerzos de la guerra, no nos dejamos aventajar en los que la paz demanda a todos.

La primera y eterna ecuación fue pan: trabajo: no pretendamos resolverla anulando uno de sus términos de los cuales el primero es pan que el patrón debe ofrecer y dar al obrero, y como este ha sido siempre el mas afectado por la codicia del patrón, las enseñanzas y ejemplos de mi madre me llevaron a colaborar, veinticinco anos atrás, en el Luchador, primer periódico socialista, pero católico, de esta mi ciudad, principalmente con la reproducción de anatemas vigorosos y muy claros sin nada del estilo que en su Apocalipsis empleo San Juan lanzados por Santos Padres de la Iglesia contra los abusos de los mas ricos, y llego a pensar que las llamadas obras de Misericordia si se deben de justicia cuando la necesidad es grave y conocida como cierta.: que derecho tengo yo a entrarme a un cine o para tomarme un trago, cuando a mi vista agoniza un niño por falta de alimento o de droga? Y cual de nosotros, rico o pobre, no ha pecado en esta forma , sin temerle a la sentencia final y eterna a que se fundara expresamente en el por que no me diste?

El reproducir en el Luchador, en aquel lejano tiempo, las palabras de los Padres de la Iglesia, aspire a que los de los últimos tiempos hablaran tan fuerte y claramente como San Agustín, San Cirilo y San Clemente, pero se me antojo pensar que el triunfo de la revolución que trajo la libertad de los esclavos y la del individuo para enriquecerse sin limitación ni traba alguna, produjo perplejidad y expectativa que llegaron hasta ellos y los hozo en lo general medir mucho sus palabras, y alejarlas de la interpretación del pueblo; pero hoy, ante los resultados y las cosas nuevas, se ha venido hablar mas claramente y los pastores claman en la puerta del Redil a su cuidado, como el actual Obispo de Barranquilla y muchos otros, en los dicientes términos de otros tiempos contra los abusos de que es víctima el obrero, y todo el obispado Colombiano marcha dificultarlo o impedirlo, como vais a verlo en las actuaciones de las Organizaciones Católico-Social Arquidiosesanas (sic)como esta que os congrega aquí a oírme.

Dando las debidas gracias a ella y a vosotros, pongo fin a mis palabras”[35]

Jesús Cock desciende de William Cock, nacido en Liverpool, en 1810, y llego a Colombia en 1835, como experto en minería, para trabajar en las Minas de Supía y Marmato. Se casó, en Popayán con Ana María Bayer y Bonilla, hija de Juan Federico Bayer, metalurgista Sajón (Alemania), y de una señora de apellido Bonilla, caucana. De este primer matrimonio hubo seis hijos: Julián, Zacarías, Cristina, Julia, Margarita y Fortunato;

Zacarías fue Notario, del Circuito Notarial de Medellín, quien se casó con Josefa Parra Duque y procrearon seis hijos: Carlos, Jesús María, Alfonso Zacarías, Samuel, Concepción y Carolina;

Jesús se casó con Doña Lorenza Quevedo Álvarez, tienen tres hijos que son: Lucia, Fanny y Jorge. Don Jesús Cock Parra es a quien citamos como ejemplo de comerciante con un sentido de la ética, que bien puede leerse en sus hijos, en Jorge quien coparticipa en la fundacion de muchas ONG”s que tienen un objetivo comun: la ayuda a los pobres; objetivo que siempre se desarrolla al ritmo de prácticas del comercio “honesto”, lo que no quitaba que todas las partes que participaran en el negocio puedieran ganar. Jorge Eduardo Cock, como otros miembros de esta familia, comprueban, que con los pobres se puede negociar y no se pierde; a su vez los pobres, que han tenido negocios con los Cock, pueden testimoniar, que pudieron ganar. F. Coupe lo testimonia en su trabajo sobre las “urbanizaciones piratas en Medellín”[36]: ni uno solo de los lotes que los Cock le entregaban a desempleados, confiteros, lustrabotas, personas pobres, cuya única garantía era su palabra, se dejaron de pagar.

Los Cock han mostrado un altruísmo (con los pobres) en la práctica del comercio, que si bien, sería atrevido generalizarlo de manera absoluta a todos sus miembros, tampoco es atributo exclusivo de algunos. Lucia, hermana de Jorge Eduardo, deja ver, en un escrito sencillo y curioso en el que describe un primo (exitoso como comerciante exitoso), una ética , como un atributo familiar mas que personal:

"Mi primo Pedro no quiso ganarse unos centenares de pesos; se lo contaba a tía Etelvina cuando yo estaba en el salón de los retratos; y no quiso ganárselos porque para hacerlo debía aprovecharse de cosas que sabia por ser miembro de no se que compañía comercial. Nadie se hubiera dado cuenta del asunto, pero él esta contento de no haberlo hecho. Y es que, ya lo he notado, dentro del criterio de comerciante de mi primo Pedro, hay cosas que el no admite, únicamente porque le desprecia vérselas. Quizá por lo mismo me perfumo yo en las mañanas, cuando solo va a sentirme tía Etelvina, que nada siente.[37]":


[1] Forester, Vivian. El horror económico. P. 9
[2] Forester, Vivian. El Horror Economico. P. 10, 12.
[3] Castells, M. Crisis Urbana y Cambio Social. P. 149
[4] Braudel- La dinámica del capitalismo. p. 16
[5] Castells, M. Crisis Urbana y Cambio Social. P. 113
[6] (Op. Cit. P.27)
[7] Marx, Karl. Manuscritos económicos y filosóficos de 1844. “El trabajo alienado”
[8] Braudel, F. Escritos Sobre Historia. p. 223. Philipe Bagby - Americano 1958
[9] Castells, M. La Cuestión Urbana. P. 96
[10] Braudel, F. Escritos Sobre Historia. P. 229. Cit del Manifiesto Comunista de 1848
[11] Op. Cit. P.245
[12]Op. Cit. P. 249
[13] Fray José de Calazans. Dos viajes por la Orinoquia colombiana. 1885- 1889. P. 119.
[14] Triana, Migue. Por el sur de colombia. P. 324. 1907
[15] Por el sur de colombia. P.329 de Miguel Triana, 1907
[16] Paz, Octavio. Prologo de las Ensenanzas de Don juan. P. 14
[17] Gonzales, Fernan. Para leer la política. P. 277
[18] Calvino, Italo. Las ciudades invisibles. P. 104
[19] José Eustacio Rivera, la Vorágine. P. 22
[20] José Eustasio Rivera: La Vorágine. P. 24
[21] Op. Cit. P. 26
[22] Op. Cit. P. 29 y 30
[23] Op.Cit. P. 61
[24] Op. Cit. P.69
[25] Riverra, José Eustasio. La Vorágine. P. 69
[26] Miguel Ángel Builes. Cuarenta días en el Vaupés, 1950. P.34
[27] La Vorágine. P. 267
[28] La Voragine. P. 276
[29] La Voragine. P.277
[30] José Eustasio Rivera. P. 278
[31] José Eustasio Rivera Polemista. Polémica con Luis trigueros. P. 234.
[32] Jose Eustacio Rivera Polemista. P. 352
[33] Carlos Castaneda, Las enseñanzas de don Juan. P. 10
[34] Conferencia dictada en el clu rotario de Barranquilla por don Jesus Cock, el 22 de septiembre de 1937. Archivo Jorge Cock Quevedo. Serie Escritos, carpeta 1. Documento 1.
[35] A.J.C.Q., Serie Escritos Varios, Carpeta 36, documento 17: HOMBRES Y COSAS DE ESTA ANTIOQUÍA. {1946}.
[36] Coupe, Francoise “Las urbanizaciones piratas en Medellín”. Investigaciones 19. Centro de Estudios del Hábitat Popular. Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín, 1993.
[37] Escrito de Lucia: AJCQ, Sección: Familia Bernal Cock, Carpeta 163, Doc. 29.

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