
Este texto denuncia lo mismo que José eustacio Rivera denuncia en su obra "La Vorágine": la expoliación y muerte de los indígenas del sur del país en la época de la guerra contra el Perú, era el tiempo en el que se validaba desde el poder un tratamiento a los indigenas basado en una ética perversa que permitia cosas como "guapijiar" y "topijiar" (cazar y abusar sexualmente de los indígenas). Frente a esta ética deplorable se reivindica otra opuesta que busca favorecer a las gentes humildes, es la etica se puede localizar en un personaje de Medellin que viajo hasta el Vichada en la época de la caucheria, investigó y finalmente denunció al personaje Narciso Barrera, explotador y genocida de indígenas.
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